7.12.11
¿Valdrá la pena?
Y entonces se pregunta... ¿Valdrá la pena?. ¿Valdrá la pena destruír una imagen que se ha creado a lo largo de tantos años? O quizá, puede que esté exagerando, no será una imagen destruída, será sólo una imagen aceptada. ¿Valdrá pena, entonces, continuar llorando en el rincón? Entre lágrimas de lástimas y golpes de rencores; su sangre se esparce por el frío suelo de la sala. ¿Valdrá la pena volver a ocultar la luna? ¿Valdrá la pena volverse un sobreviviente? Puede ser un héroe, puede ser un villano, puede ser su propio fracaso o la sombra de sus zapatos. ¿Valdrá la pena cerrar los ojos eternamente y olvidar las voces? No camina derecho, no se siente perfecto. Mira hacia una puerta y no ve la salida, sólo ve el seguro que lo mantiene encerrado. Encerrado en su mente, encerrado en su desdicha, encerrado en su propio lodo y desesperación. ¿Valdrá la pena?. Arrastra los pies y se resbala de a pocos con la sangre; se vuelve inútil, imbécil, un idiota. Llega al espejo y vuelve a llorar. ¿Qué he hecho?, se pregunta, mientras mira el rastro de desastre que dejó detrás de él. No hay vida suficiente para mentir, no hay vida suficiente para sonreír. Sus días terminaron en una pregunta y se consumieron en una acción, su sangre continúa en la sala, y su alma simplemente ya partió.
1.5.11
Des.núda.te
¿La sientes chocar contra tu cuerpo? Ese cuerpo desnudo que sólo se para debajo de la catarata artificial. ¿Te limpias? Te quieres limpiar. Buscas y la ves caer, la sientes caer, la sientes tocar tu piel y rozarte por todas partes; le das permiso para entrar, le das permiso para salir, le das permiso para besarte y recorrer tu cuerpo, y te gusta, cómo te gusta.
¿Te limpias? Le das más y más tiempo a que corra, a que te conozca, a que te transforme en su vía, en su camino, en su único fin y destino. ¿Te limpia? Te desnudas para ella, te concentras en su temperatura, te gusta. Te lame y te gusta. Te toca y te gusta. Te hace sentir cosas inexplicables, y cómo te gusta. ¿Te limpias? Bota todo lo superficial de ti, te deja en la esencia física de tu cuerpo desnudo, de tus curvas desnudas, de tus sensaciones y emociones completamente desnudas.
¿Te limpias? Ella recorre por tus senos y tu estómago; por tus muslos y rodillas; por toda tu espalda y cuello. Te conoce mejor que cualquiera, mejor que tú misma, que tu propia sombra y tus incomparables atributos. ¿Te limpia? Te gusta. Te gusta que te roce y te toque por zonas donde no te suelen tocar. Te gusta. Permaneces en el mismo sitio mientras hace lo que quiere contigo, te limpia, te limpias, se desborda en ti, te hace sentir, te conoce y reconoce, se vuelve parte de ti, te libra de lo superficial, te vuelve a desnudar.
Te vuelve a desnudar una y otra vez, sin dejar de rozar, sin dejar de tocar. Te vuelve a desnudar mientras tú piensas que te limpia. ¿Te limpia? Cómo te gusta. Te gusta ser sólo un cuerpo para ella, un juguete, un suave parque de diversiones, una pista sin fin. Sí. Yo sé que te gusta.
Sutilmente.
Delicadamente.
Des.núda.te.
Sólo para ella.
Para que te limpie.
¿Te limpias? Le das más y más tiempo a que corra, a que te conozca, a que te transforme en su vía, en su camino, en su único fin y destino. ¿Te limpia? Te desnudas para ella, te concentras en su temperatura, te gusta. Te lame y te gusta. Te toca y te gusta. Te hace sentir cosas inexplicables, y cómo te gusta. ¿Te limpias? Bota todo lo superficial de ti, te deja en la esencia física de tu cuerpo desnudo, de tus curvas desnudas, de tus sensaciones y emociones completamente desnudas.
¿Te limpias? Ella recorre por tus senos y tu estómago; por tus muslos y rodillas; por toda tu espalda y cuello. Te conoce mejor que cualquiera, mejor que tú misma, que tu propia sombra y tus incomparables atributos. ¿Te limpia? Te gusta. Te gusta que te roce y te toque por zonas donde no te suelen tocar. Te gusta. Permaneces en el mismo sitio mientras hace lo que quiere contigo, te limpia, te limpias, se desborda en ti, te hace sentir, te conoce y reconoce, se vuelve parte de ti, te libra de lo superficial, te vuelve a desnudar.
Te vuelve a desnudar una y otra vez, sin dejar de rozar, sin dejar de tocar. Te vuelve a desnudar mientras tú piensas que te limpia. ¿Te limpia? Cómo te gusta. Te gusta ser sólo un cuerpo para ella, un juguete, un suave parque de diversiones, una pista sin fin. Sí. Yo sé que te gusta.
Sutilmente.
Delicadamente.
Des.núda.te.
Sólo para ella.
Para que te limpie.
26.4.11
13.4.11
Esperanza
Y al hablarte recorro el mundo una vez.
Recorro el mundo otra vez.
Las nubes no dan vuelta a la izquierda
Huyen con los pájaros
Vuelan tras el viento.
Las nubes no dan vuelta a la derecha
Huyen con los relámpagos
Y sólo lloran ante lo que siento.
Las nubes tapan mis ojos,
Tapan mis sentimientos y mis acciones
Aquellas que un día dejaron de importar.
Las nubes atan mis manos.
Me vuelven un ser imnóvil, mas no del pensar.
Me vuelven idiota, mas no alguien inútil ni digno de matar.
Las nubes ahorcan y me desesperan.
Me hacen llorar por tanto querer escapar.
Me hacen sufrir por tanta ilusión pensar.
Las nubes tapan esos rayos,
Que sin gracia dejaron de brillar,
Dejaron de vivir, de sonreír y de amar.
Si las nubes aparecen nuevamente,
¿Debo dejar de creer en el sol?
Luz, ¿Estás?
Recorro el mundo otra vez.
Las nubes no dan vuelta a la izquierda
Huyen con los pájaros
Vuelan tras el viento.
Las nubes no dan vuelta a la derecha
Huyen con los relámpagos
Y sólo lloran ante lo que siento.
Las nubes tapan mis ojos,
Tapan mis sentimientos y mis acciones
Aquellas que un día dejaron de importar.
Las nubes atan mis manos.
Me vuelven un ser imnóvil, mas no del pensar.
Me vuelven idiota, mas no alguien inútil ni digno de matar.
Las nubes ahorcan y me desesperan.
Me hacen llorar por tanto querer escapar.
Me hacen sufrir por tanta ilusión pensar.
Las nubes tapan esos rayos,
Que sin gracia dejaron de brillar,
Dejaron de vivir, de sonreír y de amar.
Si las nubes aparecen nuevamente,
¿Debo dejar de creer en el sol?
Luz, ¿Estás?
8.4.11
Y a los sueños
Y aun que realmente no sé qué escribir
He de querer mostrarme ante ti
Y aun que realmente no sé cuándo te vi
He de querer verte de nuevo ante mí.
Y el pensar en tu cuerpo me desvela
El sonido de tu voz me calma
El movimiento de tu cabello me desespera
Y tu risa sólo me besa.
Me besa a la espera
A la ilusión
Y a los sueños.
He de querer mostrarme ante ti
Y aun que realmente no sé cuándo te vi
He de querer verte de nuevo ante mí.
Y el pensar en tu cuerpo me desvela
El sonido de tu voz me calma
El movimiento de tu cabello me desespera
Y tu risa sólo me besa.
Me besa a la espera
A la ilusión
Y a los sueños.
3.2.11
Parcial
Me desvelé aquella noche. Las estrellas me miraban mientras pintaba aquella larga cartulina. Ya me había saturado de colores. Estaban por todos lados, por cada esquina, por cada partícula de polvo, por todos los lugares donde andaban mis ojos. Estaba cansado. No podía más seguir mezclando colores, seguir sacando tonos, seguir pegando y cortando cartulinas. Estudiar arte nunca fue algo fácil. Llevaba ya unos años en la universidad, y llevaba este curso por tercera vez. Me asustaba. Si desaprobaba esta presentación posiblemente me botaban de la universidad. Mis padres no son del todo acomodados en cuanto a dinero, se les hace difícil pagar esta carrera, y realmente no sabría qué haría si me botaran de ella. Estaba estresado.
La noche pasaba y de a pocos me perdía en pensamientos. Hacía frío. Aún siendo Octubre. La primavera tardaba mucho en llegar. Me tapaba con una sábana desde la cabeza hasta los pies. Parecía una musulmana. No dejaba de pintar, de pintar y de pintar. Mi brocha estaba de mil colores, ya no sabía si valía la pena el lavarla o no, sólo quería terminar ese trabajo y echarme a dormir.
Escuché un ruido. Escuché otro. No sé de dónde provenía, no sabía qué era. Sonaban ramas, sonaban pasos. Sonaban ruidos irreconocibles. Debo admitirlo, estaba asustado. Volteé rápidamente a la derecha, no había nada. Volteé rápidamente a la izquierda, no había nada. Me asustaba más. Los ruidos pararon. Sólo el silencio se asomaba a mis oídos, cuando de repente, volvió a sonar. Me paré de golpe. No sabía a dónde mirar, todo estaba oscuro. Siempre pensé que era mala idea pintar en el jardín, pero adentro me matarían por ensuciar algo con una sola gotita de pintura.
No podía encontrar qué era. Me volvía loco. Agitado. Paranoico. El corazón se me aceleraba y no sabía qué pensar, sólo reaccionaba sin saber qué hacer, sólo respiraba casi sin saber por qué. ¿Será un borracho? ¿Será un perro rabioso? ¿Algún animal extraño? ¿Y si es un ladrón? No sabía qué más pensar, sólo me paraba frente a lo que fuese, tratando de tener agallas, de no sentir miedo, de no demostrar mi temor. Pensaba en cómo atraparía al ladrón, ¿Lo tumbo de una patada? Pero, ¿y si tiene arma? No podía arriesgarme a nada, nadie podía entrar, estaba mi hermanito de 2 años adentro, nunca iba a permitir que algo le pasara.
Y ¿si es un perro rabioso? Podía atacarlo con la escoba que había en la otra esquina. Quizás podía yo mismo nockearlo. Pero, pobre perrito... ¿Y si es un borracho? ¿Cómo botarlo de vuelta? Espera, ¿¡Cómo entró!? No sabía cómo responderme ni si seguir preguntándome, pero ahí estaba, parado frente a 'algo', esperando al momento. ¿Lo cómico?, apuntaba con una brocha llena de pintura roja.
Debió haber sido sumamente hilarante para aquel búho que me veía desde un árbol. Ese pequeño e indefenso búho que ocasionaba el ruido de los árboles, así como el de unas pisadas al momento de pasarse de rama por rama. Sin contar su característico sonido. Me reí. Me reí de mí mismo, de mi paranoia, de mis pensamientos y mi forma de querer solucionarlo todo. Me reí de la situación, de lo ridículo que debo haberme visto ahí parado, el guerrero guardián, con su gran brocha con pintura roja, ¡No había forma que haya perdiera esa batalla! Risas. Sólo eso.
Después de todo, ese búho me despertó. Terminé de pintar mis cartulinas. Y, ¿Saben qué? Pasé el curso. Facultad de arte, ¡Ahí voy!
A "F"
La noche pasaba y de a pocos me perdía en pensamientos. Hacía frío. Aún siendo Octubre. La primavera tardaba mucho en llegar. Me tapaba con una sábana desde la cabeza hasta los pies. Parecía una musulmana. No dejaba de pintar, de pintar y de pintar. Mi brocha estaba de mil colores, ya no sabía si valía la pena el lavarla o no, sólo quería terminar ese trabajo y echarme a dormir.
Escuché un ruido. Escuché otro. No sé de dónde provenía, no sabía qué era. Sonaban ramas, sonaban pasos. Sonaban ruidos irreconocibles. Debo admitirlo, estaba asustado. Volteé rápidamente a la derecha, no había nada. Volteé rápidamente a la izquierda, no había nada. Me asustaba más. Los ruidos pararon. Sólo el silencio se asomaba a mis oídos, cuando de repente, volvió a sonar. Me paré de golpe. No sabía a dónde mirar, todo estaba oscuro. Siempre pensé que era mala idea pintar en el jardín, pero adentro me matarían por ensuciar algo con una sola gotita de pintura.
No podía encontrar qué era. Me volvía loco. Agitado. Paranoico. El corazón se me aceleraba y no sabía qué pensar, sólo reaccionaba sin saber qué hacer, sólo respiraba casi sin saber por qué. ¿Será un borracho? ¿Será un perro rabioso? ¿Algún animal extraño? ¿Y si es un ladrón? No sabía qué más pensar, sólo me paraba frente a lo que fuese, tratando de tener agallas, de no sentir miedo, de no demostrar mi temor. Pensaba en cómo atraparía al ladrón, ¿Lo tumbo de una patada? Pero, ¿y si tiene arma? No podía arriesgarme a nada, nadie podía entrar, estaba mi hermanito de 2 años adentro, nunca iba a permitir que algo le pasara.
Y ¿si es un perro rabioso? Podía atacarlo con la escoba que había en la otra esquina. Quizás podía yo mismo nockearlo. Pero, pobre perrito... ¿Y si es un borracho? ¿Cómo botarlo de vuelta? Espera, ¿¡Cómo entró!? No sabía cómo responderme ni si seguir preguntándome, pero ahí estaba, parado frente a 'algo', esperando al momento. ¿Lo cómico?, apuntaba con una brocha llena de pintura roja.
Debió haber sido sumamente hilarante para aquel búho que me veía desde un árbol. Ese pequeño e indefenso búho que ocasionaba el ruido de los árboles, así como el de unas pisadas al momento de pasarse de rama por rama. Sin contar su característico sonido. Me reí. Me reí de mí mismo, de mi paranoia, de mis pensamientos y mi forma de querer solucionarlo todo. Me reí de la situación, de lo ridículo que debo haberme visto ahí parado, el guerrero guardián, con su gran brocha con pintura roja, ¡No había forma que haya perdiera esa batalla! Risas. Sólo eso.
Después de todo, ese búho me despertó. Terminé de pintar mis cartulinas. Y, ¿Saben qué? Pasé el curso. Facultad de arte, ¡Ahí voy!
A "F"
13.1.11
Los Chimus I
Me levanté con tus rayos de sol
Me arrodillé a tus orillas
Me revolcaron tus olas
Me atrapaste en tus vientos
Me tiraste a la vida
Y te quedaste con mi alma
Lloraste mi despedida
Me regresaste al pasado
Me llenaste de sonrisas
Me abrazaste fuerte durante el día
Y me acurrucaste durante las noches
Me regresaste a la vida
Y te quedaste con mi alma
Con mi infancia
Y con mis alegrías.
Me arrodillé a tus orillas
Me revolcaron tus olas
Me atrapaste en tus vientos
Me tiraste a la vida
Y te quedaste con mi alma
Lloraste mi despedida
Me regresaste al pasado
Me llenaste de sonrisas
Me abrazaste fuerte durante el día
Y me acurrucaste durante las noches
Me regresaste a la vida
Y te quedaste con mi alma
Con mi infancia
Y con mis alegrías.
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