El modo invisible en el que están las cosas ya no funciona. Los límites han jugado un papel importante y esta impotencia va a seguir creciendo.
El día en que decida dejar de amarte, será el día en que deje de respirar. Y aún sin entender el por qué de las cosas, me sumerjo en mi soledad, te veo en cada respirar, te siento en cada pestañar, te extraño en cada andar. Y en mis sueños apareces una y otra vez. No controlo lo que pienso, no controlo lo que siento, y en las sombras te reflejas, en el aire te reflejas, en la arena te reflejas. Quiero mirarte y decirte todo lo que hay dentro. Quiero narrarte este cuento donde los sentimientos son reales, donde lo ficticio parece tan vulnerable, donde los colores son admirados, no creados. Quiero hacerte entender mi largo viaje, los vacíos en mi interior, los tachones y borrones en mi corazón. Quiero abrazarte y sorprenderte, ser el par de tus pasos, vivir de tu mano, amar de tus labios. Quiero verte sonreír y vestir de ese verde vida, donde crecieron mis sueños alguna vez, donde han muerto tus recuerdos, donde las cenizas de mi estadía se echaron a volar en una laguna, donde nuestras manos alguna vez se juntaron.
Necesito sentirte, no me basta con imaginarte, no me basta con alucinarte, no me basta con recordar y sentir esas sensaciones más allá de lo físico. No me basta con extrañarte, no me basta con poder hablarte, no me basta mirarte y no abrazarte, no me basta escucharte y no callarte con un beso, no me basta amarte y no tenerte. No me basta amarte y no tenerte. No me basta amarte y no poder demostrártelo. No me basta amarte y haberte perdido. No me basta nada, si no estás conmigo.