24.4.10

Hay tiempos

Hay quienes se preguntan por qué pasan las cosas. Hay quienes se preguntan para qué pasan las cosas. Hay quienes se preguntan qué son las cosas. Hay quienes se preguntan si las cosas son correctas o no.
Hay tiempos donde todo es una paz inmensa, donde puedo sonreír de par en par y decirles que sonrían conmigo. Donde puedo ver tu sombra y sentirme bien, acompañada. Hay tiempos donde las nubes dejan pasar rayos de sol, donde las sombras forman siluetas y las siluetas forman sentimientos. Hay tiempos donde las nubes dan vueltas en sentido contrario, donde lo inimaginable suele sucede, donde tu mano y la mía encajan perfecto. Y hay tiempos donde tu puerta no lleva el seguro, donde la televisión continúa apagada, donde las nubes vuelven a tapar el cielo y lo convierten en un gran techo. Hay tiempos donde las lágrimas no suelen dejar de caer, donde todo el cuerpo se siente con un gran peso encima, donde no hay sombras porque no hay luz. Hay tiempos donde tenemos que aceptar, donde las situaciones mueren, donde te secas de tanto llorar, donde te preguntas quién dejó que la magia deje de entrar. Hay tiempos donde te congelas, donde por más que minutos sólo dejas de pensar, donde no sabes si sigues viviendo o sólo estás por estar. Hay tiempos donde los juegos no divierten, donde las comidas no alimentan, donde una fotografía no refleja la realidad. Hay tiempos donde comprendemos, donde nos entregamos a una miseria por la felicidad de otro, donde amamos hasta simplemente entregarlo todo. Hay tiempos donde una pintura no vale nada, donde las destrezas de las mentiras se vuelven cenizas, donde las caricias se vuelven extrañas. Hay tiempos donde el alma anda sola, donde la mente deja de trabajar, donde los dedos escriben por sí solos y las miradas ya no saben dónde mirar. Hay tiempos donde nos limitamos a pensar, donde las heridas se desangran y sólo nos dedicamos a meditar. Hay tiempos donde el margen se quiebra, donde las esferas no suelen rodar, donde la cabeza que tanto te piensa tiende a explotar. Hay tiempos donde en el mar no podemos nadar, donde el viento deja de soplar, donde los pájaros parecieran que no supieran cantar. Hay tiempos donde los atardeceres son fríos, donde las lunas llenas cubren el esperar, donde el miedo es el único escapar. Hay tiempos donde se quiere gritar, donde el espacio se siente cerrado, donde el alma es lo único acorralado.
Hay tiempos donde quiero escapar, donde no sé cómo sentirme, donde no sé qué debo sentir. ¿Se debe sentir algo? Hay tiempos donde uno cree que debe hacer lo correcto, lo mejor, lo bueno. ¿Y qué es eso?. Hay tiempos donde quiero desaparecer, donde sueño con ojos abiertos intentando no ver toda la realidad, donde una puerta se cierra con fuerza y adentro sólo tiendo a llorar. Hay tiempos donde el tiempo se acaba, donde lo que parece real, parece ser parcial, donde las escenas son grabadas, donde las creencias parecen estar intactas, donde uno sabe cómo confiar, donde sólo pido una cosa, pero precisamente donde no llego a ser tan egoísta.
Y hay tiempos para marcar un comienzo, o marcar un final.

2.4.10

Ventana

Tu ventana siempre sorprendía con el canto de los pájaros a nuestros oídos, silbando canciones que ponían a la pista de baile a nuestros deseos; con esos rayos de fuego, que iluminaban sutilmente tu cuarto de un color anaranjado; con las brisas del viento, que nos refrescaba en cada una de aquellas tardes de verano.Y la verdad es que no podía comprender al destino. No podía comprender su profunda precisión para crear momentos como los que pudimos vivir, momentos como los que pudimos disfrutar, momentos como en los que ahora sólo puedo soñar. Y he de confesar que hubieron veces que me perdí entre tus paredes, me perdí en el fuego de tu cielo, me perdí en el rincón de las sombras que proyectaban nuestros cuerpos, me perdí en calor sinfín de tus besos, de tus abrazos, de tus caricias y de tus miradas. He de confesar que más de una vez me enamoré de tus manos, de tus suaves piernas, de tus suaves y deliciosos labios. Y es que fueron los momentos bajo esa luz de la tarde, bajo esa brisa de verano, bajo el canto de esos pájaros, los que hicieron que mi alma necesite tanto de la tuya. He de confesar que las veces que miraba tus ojos y no pronunciaba palabra alguna, sólo creaba un sinfín de imágenes en mi mente de cómo decir lo que siento por ti, en cómo decir todo aquello que llevo dentro, todo aquello que me consume y prende cada día más el fuego dentro de mí; todo eso que me hace sentir con vida, con alegría, con motivos para poder continuar a la par de tu sombra, a la par de tus cabellos, a la par de tus caricias y tus abrazos, a la par de ti y de todo aquello que podamos llegar a sentir. Y fueron las sorpresas de tu ventana, las que me dieron fuerza para poder luchar por ti, por lo que siento por ti, por lo que quiero y deseo contigo, por el amor y el cariño que te tengo. Son los cantos de los pájaros los que me hacen querer bailar contigo esa melodía sin final, esa sinfonía que nos eleva hacia las nubes, nubes anaranjadas, llenas del fuego de la tarde, llenas del calor que brindamos, llenas de los versos que suavemente el viento escribe y susurra a nuestros oídos, versos de poemas que aún no existen, poemas que se crearán a lo largo de nuestro camino, a lo largo de nuestras nubes, de nuestro cielo, de nuestro propio paraíso.