21.11.09

Es por costumbre

Y si estoy pensando en ti es por costumbre. Sólo con tenerte en mente comienzo a suspirar, no sé cómo olvidar o desde dónde comenzar a andar. La magia se apaga con cada día más de distancia. No te siento, y te quiero sentir; no te encuentro, y te comienzo a escribir. Las horas pasan en este fúnebre cuarto oscuro, y tu imagen reflejada en mi ojos sólo me dice adiós. Adiós a los momentos de calma, adiós a los cálidos abrazos, adiós a las tardes de deseos, adiós a mi vida a tu lado, adiós a mis días de felicidad. Con una mirada dejé de existir, y a tus besos dejé partir. Y si estoy pensando en ti es por costumbre. Costumbre de no olvidar y recordar, de querer volver a ti, de querer superar el miedo, de querer estar a tu lado y sonreír. Sonreír como esas noches a la luz de las estrellas, con un pájaro danzando en nuestras sombras; sonreír como esas tardes al relfejo del agua, donde terminaron mis sueños y comenzaron mis pesadillas. Ahí, donde tu vida me dio la espalda y con cada trote se alejó de mí. Ahí, donde finalmente desaparecí.

16.11.09

Y para cuando despierte el dolor seguirá.

El modo invisible en el que están las cosas ya no funciona. Los límites han jugado un papel importante y esta impotencia va a seguir creciendo.
El día en que decida dejar de amarte, será el día en que deje de respirar. Y aún sin entender el por qué de las cosas, me sumerjo en mi soledad, te veo en cada respirar, te siento en cada pestañar, te extraño en cada andar. Y en mis sueños apareces una y otra vez. No controlo lo que pienso, no controlo lo que siento, y en las sombras te reflejas, en el aire te reflejas, en la arena te reflejas. Quiero mirarte y decirte todo lo que hay dentro. Quiero narrarte este cuento donde los sentimientos son reales, donde lo ficticio parece tan vulnerable, donde los colores son admirados, no creados. Quiero hacerte entender mi largo viaje, los vacíos en mi interior, los tachones y borrones en mi corazón. Quiero abrazarte y sorprenderte, ser el par de tus pasos, vivir de tu mano, amar de tus labios. Quiero verte sonreír y vestir de ese verde vida, donde crecieron mis sueños alguna vez, donde han muerto tus recuerdos, donde las cenizas de mi estadía se echaron a volar en una laguna, donde nuestras manos alguna vez se juntaron.

Necesito sentirte, no me basta con imaginarte, no me basta con alucinarte, no me basta con recordar y sentir esas sensaciones más allá de lo físico. No me basta con extrañarte, no me basta con poder hablarte, no me basta mirarte y no abrazarte, no me basta escucharte y no callarte con un beso, no me basta amarte y no tenerte. No me basta amarte y no tenerte. No me basta amarte y no poder demostrártelo. No me basta amarte y haberte perdido. No me basta nada, si no estás conmigo.

3.11.09

Una vez más

Estaba sentada al filo del cemento. Los pies levemente tocaban la madera de ese pequeño puerto, como rozando una rosa con suavidad, como flotando sobre una nube frágil, frágil como el suspiro de las palabras que rondaban su mente. Tenía los brazos cruzados sobre sus rodillas. Sentía frío en sus extremidades. Aquel viento que cruzaba desde el otro lado del horizonte, lograba sutilmente hacer bailar sus cabellos en el cielo, como esa danza que comienza y nunca acaba, linda al reflejo eterno del agua.

Su mirada apuntaba hacia abajo, fijándola en el medio de sus dos pies. No decía nada. Mi doncella se quedaba mirando en el medio de sus dos pies. Las luces se reflejaban como linternas en el agua. Los pájaros no volaban cerca, los árboles hacían sonar sus ramas, creando una sinfonía que adornaba nuestros tímpanos más allá de los motores de los autos.
Parecía ser algo fugaz. Parecía ser nuevamente lo mismo. Su mirada perdida, su silencio sonoro, mi cabeza confusa y los toques de agudos de desesperación. No movía ni un músculo. No respondía a mis preguntas. No me miraba, no me notaba, no me sentía, no me encontraba. ¿O es que quizás no me dejé encontrar?

Me daba frío. No encontré más razones para contemplarla, que el simple hecho de hacerlo. No encontré más razones para amarla, que el simple hecho de hacerlo. No encontré más razones para gritar, que el simple hecho de hacerlo. Nubes y estrellas. El cielo se tornó de un azul muy oscuro, de un negro, de un gris, de un color incoloro. La noche se volvió un cómplice más de la tortura. Diez minutos en silencio. ¿Me quieres matar?.

Apretó sus pies a la madera del pequeño puerto. Cerró los puños de sus manos como quien guarda rabia por años. Sacudió su cabello de adelante para atrás, alzó la mirada. Contemplando el espectáculo no sé cuándo tiempo pasó, mas llegué a entender que el tiempo que duró fue más de lo que pensó.

Una vez más la sentí en mis manos, en mis brazos, en mis labios, en mi lengua, en mis piernas, en mis caderas. Una vez más volé por los aires, besé el arcoiris, nadé con las nubes, bailé con las estrellas, canté con las aves. Una vez más calmé mis pensamientos, susurré a tu oído, desahogué mis penas, grité mis sentimientos, compuse mi sinfonía. Una vez más soñé con una laguna, contigo y con el espacio que nos rodeaba. Una vez más desperté con lágrimas, con un vacío y batallas mentales.

Una vez más me detuve a pensar, a matar, a morir.