2.4.10

Ventana

Tu ventana siempre sorprendía con el canto de los pájaros a nuestros oídos, silbando canciones que ponían a la pista de baile a nuestros deseos; con esos rayos de fuego, que iluminaban sutilmente tu cuarto de un color anaranjado; con las brisas del viento, que nos refrescaba en cada una de aquellas tardes de verano.Y la verdad es que no podía comprender al destino. No podía comprender su profunda precisión para crear momentos como los que pudimos vivir, momentos como los que pudimos disfrutar, momentos como en los que ahora sólo puedo soñar. Y he de confesar que hubieron veces que me perdí entre tus paredes, me perdí en el fuego de tu cielo, me perdí en el rincón de las sombras que proyectaban nuestros cuerpos, me perdí en calor sinfín de tus besos, de tus abrazos, de tus caricias y de tus miradas. He de confesar que más de una vez me enamoré de tus manos, de tus suaves piernas, de tus suaves y deliciosos labios. Y es que fueron los momentos bajo esa luz de la tarde, bajo esa brisa de verano, bajo el canto de esos pájaros, los que hicieron que mi alma necesite tanto de la tuya. He de confesar que las veces que miraba tus ojos y no pronunciaba palabra alguna, sólo creaba un sinfín de imágenes en mi mente de cómo decir lo que siento por ti, en cómo decir todo aquello que llevo dentro, todo aquello que me consume y prende cada día más el fuego dentro de mí; todo eso que me hace sentir con vida, con alegría, con motivos para poder continuar a la par de tu sombra, a la par de tus cabellos, a la par de tus caricias y tus abrazos, a la par de ti y de todo aquello que podamos llegar a sentir. Y fueron las sorpresas de tu ventana, las que me dieron fuerza para poder luchar por ti, por lo que siento por ti, por lo que quiero y deseo contigo, por el amor y el cariño que te tengo. Son los cantos de los pájaros los que me hacen querer bailar contigo esa melodía sin final, esa sinfonía que nos eleva hacia las nubes, nubes anaranjadas, llenas del fuego de la tarde, llenas del calor que brindamos, llenas de los versos que suavemente el viento escribe y susurra a nuestros oídos, versos de poemas que aún no existen, poemas que se crearán a lo largo de nuestro camino, a lo largo de nuestras nubes, de nuestro cielo, de nuestro propio paraíso.