8.4.09

No importan.

Y es como si mis palabras no importaran.
¿Crees que en verdad fue fácil decir todo eso en un momento?
Todo se fue como quien lo tira al viento. Todo se desvaneció como quien lo deja pasar.
No importaron mis palabras, no importaron mis sentimientos. Sólo tú elegías y sólo tú pensante en lo tuyo.
Debería de hacer eso también. Pero yo no exijo. Yo no sé exigir a otra persona algo para mí, no sé impresionar en una vida y causar un impacto. Yo sé ayudar y escuchar. Sólo sirvo de un buen oído y un hombro para llorar. Aparentemente sólo es de eso de lo que sirvo por ahora.
Nunca aprendí a decir lo que siento, nunca quise ni siquiera mostrar de alguna forma que yo siento. Pero no soy de hierro. Yo sí siento y de una forma muy fuerte.
Y así como siento felicidad y tristeza, también siento el dolor. Siento el dolor del puñal que te clavan directo en el corazón, para dejar de bombardear sangre y sentir cómo se seca lentamente tu cerebro y mueres... Sólo mueres. Duele sentir que mis sentimientos a ti te resbalan, y duele saber que de un momento al otro me olvidar como una pluma lejana. Duele saber que efectivamente esta vez el silencio tenía razón. Sólo silencio, sólo un espacio en blanco, sólo un VACÍO.
Porque eso es lo que dejas en mí. Un vacío y nada más.

Un soldado muerto más.
Sigue así karma, acabarás con todo mi ejército, y luego me cansaré de luchar.




Habían tres estrellas. Y dejaron de tintinear.